Edificio del Dzong de Timbu en Bután (Bhutan)

Los Dzongs de Bután y por qué deberías visitarlos

¿Qué es un dzong?

No sabía lo que era un dzong hasta que empecé a planificar el viaje a Bután, pero realmente uno no sabe lo que es hasta que no lo tiene delante. Probablemente sea uno de los edificios construidos por el hombre más espectacular con el que me he encontrado. Quizá porque no imaginaba sus dimensiones, su colorido interior y sus materiales trabajados a mano con máximo detalle.

Los dzong de Bután son fortalezas-monasterios cuya función actual es doble, la religiosa y la administrativa. Los monjes viven en los dzong y a diario los funcionarios van allí a trabajar, compartiendo patio y zonas comunes.

Tradicionalmente están hechos de piedra y madera, sin cemento ni clavos, ensamblando las piezas en seco y usando técnicas milenarias que consiguen esta estructura tan impresionante. Suelen ubicarse de manera estratégica, antiguamente por razones defensivas e incluso simbólicas, entre colinas, en medio de un valle o en la confluencia de dos ríos, como el caso del dzong de Punakha, que tuve la suerte de poder visitar.

Dzong de Punakha: historia y simbolismo

Recuerdo el día que fuimos a verlo. Amaneció soleado y con un cielo azul que dejaba ver las montañas nevadas al otro lado del valle. Fuimos con nuestro chófer y el guía, que aprovechaba siempre los trayectos para contarnos la historia del monasterio o el templo al que íbamos a ir. Así luego nos dejaba disfrutar en silencio de muchas de las estancias del monasterio, pasear y hacer fotos. 

Nos contó que el dzong de Punakha es uno de los más impresionantes, por su ubicación entre dos ríos sagrados, el Mo y el Pho, y por ser uno de los más grandes. Data de 1637, siendo el segundo dzong construido en Bután, sirviendo como sede de gobierno hasta mediados de los años cincuenta. Es el lugar donde hasta ahora han sido coronados todos los reyes de Bután, incluído el actual en el año 2006, el quinto rey que ha tenido el país del dragón hasta la fecha.

Aunque ha sido restaurado en varias ocasiones por incendios, terremotos y hasta la explosión de un lago glacial, las técnicas de restauración a día de hoy siguen siendo las técnicas tradicionales. Piezas perfectamente encajadas sin clavos ni cemento. Una auténtica obra maestra.

El patio principal y el árbol bodhi

Nada más aparcar, cruzamos un puente colgante de madera al que se accede al patio principal del dzong. Una vez atraviesas la puerta, dentro del patio solo se escuchan pájaros, el pequeño murmullo de los monjes si coincide con la salida de alguna celebración, los disparos de alguna cámara de fotos y con suerte algún gallo que anda perdido, cantando a unas horas que no le corresponden. En esta ocasión también vimos un par de vacas atravesando el puente de madera, buscando algo de pasto con el que alimentarse.

Dzong de Punakha en Bhutan

En ese primer patio había un enorme chorten blanco y un árbol de bodhi, un especie de ficus gigante, en todo el centro. Es un árbol sagrado en el budismo porque es bajo uno de estos ejemplares donde Siddhartha Gautama alcanzó la iluminación y se convirtió en el Buda, hace unos 2.500 años, en la India. Estar sentada a la sombra de ese árbol, mientras miraba las dimensiones de las paredes de la fortaleza, con el único sonido del viento agitando las hojas y los pájaros revoloteando entre sus ramas, me hizo sentir tan feliz y con tanta calma, que es difícil describirlo con palabras.

El templo interior y la vida de los monjes

Para acceder al segundo patio se bordea la torre principal o el utse, de seis plantas de altura, coronada por un tejado dorado con dragones en sus esquinas. En esta torre duermen los monjes y están las aulas donde dan clases de filosofía y prácticas budistas. Justo accedimos al segundo patio cuando salían de clase, con lo que el festival de túnicas rojas y crocs (sí, los monjes llevan crocs) era único. 

Nos descalzamos para acceder al templo principal, como en todos los templos, la prohibición de hacer fotos estaba más que señalizada. Al entrar, absolutamente todas las paredes estaban decoradas con imágenes de Buda, acompañadas por estatuas de oro, murales tejidos a mano y las maderas talladas y pintadas en tonos negros, dorados y rojos. La máxima expresión del budismo tántrico concentrada en una sala donde había mesas de madera en las que  meditaban los monjes, sentados en enormes alfombras de colores, rodeados de un puñado de turistas que miraban con la boca abierta semejante belleza de color y sonido.

Salimos del templo, nos pusimos las zapatillas y nos fuimos a cenar momos y a beber cerveza, mientras comentamos con Dendup, nuestro guía, la suerte que tuvimos de poder acceder a esa “capilla”, la única abierta al turismo que alberga el dzong de Punakha.

Monasterio Gangteng (Gangtey Gonpa) en Bhutan

¿Por qué visitar un dzong en tu viaje a Bután?

Sin duda, visitar un dzong, debe ser imprescindible en un viaje por Bután. No son solo edificios funcionales, sino también símbolo de equilibrio entre la tierra, el espíritu y la comunidad. Realmente su tamaño es imponente, por dentro y por fuera, y desprenden una sensación de armonía en cuanto atraviesas sus puertas, que hay que vivirla para entenderla. 

¿Te animas?

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